lunes, 8 de junio de 2009

Crisis del 2009 ¡Del miedo al pánico!


En el mundo real y globalizado, las malas noticias difícilmente pueden ocultarse. En las crisis estalla en explosiones violentas la contradicción entre la producción social y la apropiación capitalista. En efecto, las bolsas de valores de los principales mercados han caído en lo corrido de 2008 en un 40 por ciento; el petróleo se encuentra con el precio más bajo de los últimos 20 meses (US$ 56 el barril); la estanflación se manifiesta con fuerza en todas las economías del orbe (inflación unida a la contracción de la producción y la demanda); en el mercado laboral internacional, entre enero de 2008 y diciembre de 2009, se perderán 20 millones más de puestos de trabajo, afirma la OIT, con lo cual el número de desempleados aumentará de 190 millones en 2007 a 210 millones al finalizar 2009; producto del alza en el precio de los alimentos, el hambre afecta, según la FAO, a 80 millones de nuevas personas; el Banco Mundial estima que habrá 40 millones de pobres más en el mundo (de 480 millones de personas que viven bajo situación de pobreza se pasará a 520). En paralelo, las monedas de los países periféricos presentan fuertes pérdidas de valor frente al dólar; el crédito internacional se restringe, la financiación externa es más costosa y los proyectos de inversión se aplazan de manera indefinida.

En picada. Las previsiones de los organismos multilaterales (FMI, BM, OIC) están conduciendo a los agentes económicos del miedo al pánico. El miedo es la perturbación angustiosa del ánimo ante un riesgo o un daño, real o imaginario; el pánico es el terror producido por la amenaza de un peligro inminente, con frecuencia colectivo y contagioso.

Realidad mundializada y efectos locales negativos, así no lo quiera aceptar el Ejecutivo ni su Ministro del Ramo. Contrario a lo que expresa el alto gobierno, el reciente informe de la Junta Directiva del Banco de la República sobre la inflación en Colombia no deja dudas sobre la gravedad de la situación (septiembre de 2008, ISSN-1657-7973). Para este año, el rango meta de inflación establecido fue de 3,5 y 4,5 por ciento; en septiembre, la inflación anual se ubicó en 7,6 por ciento. No sólo la inflación era diferente de lo esperado; todo el panorama macroeconómico refleja las malas perspectivas de crecimiento mundial, y los indicadores domésticos le dan fundamento al pesimismo.

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